miércoles, 21 de octubre de 2009

Prólogo


Bien, esto es el prólogo de una historia que no sabía muy bien cómo empezar. Lo bueno fue que el propio enfado que llevaba un mañana de vuelta a casa me dio la idea de hacer así el prólogo. Que lo disfrutéis.



PRÓLOGO
La máscara evitó que su cara de profundo disgusto se mostrase ante las seis chicas que tenía delante y gruñó levemente. A su lado, una de sus mejores amigas se agitó en el asiento que se había agenciado.
La líder del grupo, la portadora de la máscara de gran felino negra, se levantó de su asiento para acercarse a la portadora de máscara de blanco gato que había traído a esas odiosas chicas.
-No- dijo la líder provocando gestos en contra en las caras de las chicas que se estaban presentando con mucha parsimonia, y, también, seguramente, en el rostro de la gatita blanca a la que se le escapó un "¿por qué?"- No tienes derecho a preguntar el por qué, gata blanca, ya que tu pertenencia en el clan ha dependido de tu hermana- una de las portadoras de máscara de gran felino se removió levemente en su asiento-. Estas seis chicas no son bienvenidas, gata blanca.
La gata blanca bufó levemente, pero la líder pasó de ella. Quería saber quién era la gran felina negra, pero su hermana, aunque estuviera en el círculo interno de la líder, no se lo decía, y también quería saber por qué no aceptaba a sus compañeras de clase.
-¿ Por qué no las aceptáis, Dama Negra?- preguntó una chica perteneciente al círculo intermedio, un nivel lo suficientemente alto como para que la líder contestase a su pregunta pudiendo resolver la pregunta que la pequeña gata blanca había hecho antes-. Se han presentado correctamente y usted primero siempre pone un tiempo a prueba a las que desean pertenecer al clan. ¿Por qué con ellas ha sido distinto? ¿Por qué les habéis negado incluso el período de prueba?
- Porque se lo han negado a sí mismas incluso antes de presentarse ante nosotras esta noche. No presentan el comportamiento adecuado a una felina. Lo único que han hecho aquí ha sido una actuación por conveniencia-, esas palabras agitaron a los círculos medio e interno presentes, e incluso a algunas del círculo externo más alto, la líder nunca hablaba de esa forma sin razones de peso-. Decidme, pues, medianas y grandes felinas, ¿acaso es un comportamiento que acepte este clan el que un grupo de crías vayan, por ejemplo, a una biblioteca donde la gente estudia para, en la mayor parte del tiempo que pasen allí, molestar a los demás y meterse con la gente que nada les ha hecho? ¿Acaso es un comportamiento que acepte este clan comportarse mal en un lugar público y que debe estar silencioso para que la gente pueda estudiar, leer o escribir?- la líder les había dado la espalda a las seis chicas, para observar bien a los círculos medio e interno del clan.
- Ésos no son comportamientos que acepte este clan- dijo la felina mediana que había preguntado antes-. Tenéis razón al no aceptar siquiera hacer que pasen el período de prueba.
Las demás, grandes y medianas felinas, e incluso algunas de las gatas, asintieron solemnes.
-¡Cómo si quisiéramos pertenecer a este estúpido grupo!- casi gritó una de las chicas que se habían presentado- Gorda asquerosa.
Esas dos últimas palabras provocaron varias reacciones diferentes. Las grandes felinas se levantaron de sus asientos con los puños cerrados. Las felinas medianas se colocaron entre su líder y las seis chicas. Las gatas del alto y medio círculo externo rodearon a las seis chicas. La gata blanca no sabía que hacer, hasta que su hermana le ordenó colocarse a su lado. La líder se giró para poder verle los ojos a las seis chicas, que ahora mostraban miedo ante los puños cerrados de todo el clan.
-Dejadlas ir- dijo la líder-. A palabras necias, oídos sordos. No se merecen ni lo que hacemos, pasad de ellas-, entonces se volvió hacia la gata blanca-. Pequeña gata, no te voy a decir que no te unas a ellas si quieres, eso es cuestión tuya, no mía, y tampoco del clan. Puedes estar enfadada conmigo por rechazarlas, pero es algo que no me importa lo más mínimo, he hecho lo que debía- luego se volvió a las grandes felinas-. Chicas, yo me voy ya, tengo cosas que hacer en casa.
-¿Tan pronto piensas irte?- preguntó la hermana de la gata blanca-. Apenas llevas aquí una hora.
-Lo siento, pero me requieren en casa, cosas de familia. Mañana me quedaré más tiempo.
Las grandes felinas asintieron derrotadas. Al menos habían conseguido una especie de promesa de su amiga, que se había convertido en la líder del clan más poderoso de la ciudad.
La líder atravesó la barrera de medianas felinas, pasó entre las seis chicas, recibiendo susurros insultantes que ni siquiera se molestó en escuchar, y atravesó la barrera de gatas, que no dejarían salir a las seis chicas hasta que ella hubiese desaparecido del lugar.
Una vez se alejó lo suficiente y se aseguró de que no había nadie a los alrededores, la líder se quitó su máscara, mostrando sus ojos de un raro color verde que tenían un brillo extraño en la oscuridad. El sudor recorría levemente su rostro, cuello y pelo, pero ella se olvidó de ello para seguir rápida su camino a casa. Habían sido un par de duras horas, y cada vez sentía que odiaba más el peso que había caído sobre sus hombros cuando todo había comenzado siendo un juego.

1 comentario:

  1. Me gusta bastante, espero que continues en breve y sepa más sobre este clan felino, sobre la lider y sobre la gata blanca. ;)
    Y perdón por descubrir que tenías blog tan tardíamente. Sumimasen!

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